miércoles, 27 de abril de 2011

La crisis eléctrica

Enlace al artículo en El Carabobeño

Por F.M.Pérez

Los constantes apagones que desde hacía tiempo, en verano o en invierno, se han sucedido en el país por las noches o a pleno día, ya tienen acostumbrado a los venezolanos a vivir entre oscuro y claro, cargando con las consecuencias de un sistema eléctrico colapsado e ido a menos, como parte de un deterioro generalizado del aparato productivo nacional y en decadencia de las perspectivas de desarrollo integral, contrastando con la riqueza petrolera.

Bastó y sobró que el máximo dirigente del sector industrial manufacturero de Carabobo, Gerardo Barreto Múskus, manifestara que las empresas fabriles todavía estaban de pie, las que sobrevivían, resistiendo la crisis de la electricidad, para que de inmediato, en sucesión, como una vaguada, comenzara la caída pertinaz del fluido energético, sin el cual la mayor parte del parque fabril no funciona.

Mientras esta infeliz coincidencia cobraba fuerza en Valencia, la ciudad industrial de Venezuela, quedaba en evidencia que efectivamente la crisis eléctrica había tocado sus extremos, y que ni se ha resuelto, como se quiso hacer ver después que el Guri se recuperó el año pasado y la emergencia lucía superada, aunque apenas sólo estaba estacionaria.

La situación, con toda la gravedad arrastra, siempre estuvo presente y en conocimiento del común de la gente, que a diario sentía los efectos de los apagones, más no la mayoría de los venezolanos estaban en capacidad de saber las razones de fondo que privaban alrededor de la crisis.

El ingeniero Miguel José Lara Guarenas, en un informe que se atribuye al Grupo Caracas del cual él es parte fundamental de su estructura técnica, concluye en que la crisis eléctrica venezolana es sencillamente causada ex profeso, porque el gobierno actual no ejecutó los planes concretos que encontró para enfrentar la situación, y por el contrario se ocupó de desplazar la gerencia calificada y competente que tenía el sector eléctrico nacional, soportado por ingeniería venezolana de primera línea, con una ley bastante ambiciosa y con recursos financieros suficientes par evitar el colapso de ahora.

Ahora, en las actuales circunstancias, la crisis eléctrica no es únicamente técnica, sino pasa, por cambio político profundo, que sea capaz de provocar y ejecutar el rescate del modelo de planificación formal y el retorno de la gerencia técnica, profesional y competente.

Persisten al momento en vigencia los factores causantes de la crisis, como el incumplimiento de los planes estratégicos diseñados en el pasado y que no se han ejecutado, como el OPSIS 1999-2003 que comprendía la rehabilitación de Planta Centro, desarrollo La Vueltosa y los ciclos combinados de Arrecifes y El Sitio, el Plan MEM 2001-2010, el PDSEN 2005-2021 y los proyectos estructurales de Febrero-209, por lo que no entraron en servicio las obras planificadas y hubo atraso y sobreprecios considerables en las obras en construcción.

A lo anterior se agregó la improvisación, con planes sustitutivos cambiantes, mal concebidos y con escasos resultados y diversos inconvenientes, y la aplicación de políticas del uso de recursos energéticos sin objetivos claros, tal es el casp de los anuncios de centrales nucleares, desarrollos eólicos y bloqueos de electricidad y orimulsión, suministro de gas insuficiente, uso creciente de combustibles líquidos y la presencia de unidades abandonadas en PDVSA y Sidor.

Igual el mantenimiento de unidades fue deficiente, diferidos y desfasados y escasos recursos asignados, por lo cual vino el deterioro creciente de los equipos, el aumento de las fallas y la pérdida de margen de maniobra en las operaciones del sistema, junto a violaciones de variables de diseño y manejo de los embalses, con riesgos incalculables e incremento de probabilidades de cotas indeseadas y de alivios inconvenientes.

A todo esto se agregó una gestión comercial ineficiente, con aumento de pérdidas no técnicas con recaudación insuficiente y alta morosidad, además de usuarios desatendidos, lo que hizo inevitable que se buscara la generación térmica para suplir las pérdidas de las empresas, que no tenían cómo pagar sus nóminas y cumplir obligaciones contractuales y sin recursos para pagar a los contratistas, por falta de flujo de caja y la contabilidad en rojo.

La politización del sector eléctrico conllevó al reemplazo de la gerencia técnica calificada, competente y de carrera, sustituida por activistas políticos no idóneos ni capacitados, burocratizándose la composición operativa de las empresas, con nóminas abultadas y el desplazamiento de la ingeniería venezolana por cubanos y gente de otras naciones, con lo que llegó el imperio de la desprofesionalización y la descapitalización del conocimiento, el desorden administrativo, la desmotivación del personal y la pérdida de valores, que condujeron a la actual crisis del sistema eléctrico venezolano, con una ley eléctrica en disonancia con la realidad venezolana y una estructura organizacional representada por Corpoelec, que nació con todos los vicios de la administración pública.

Caracterización situación

La Cámara de Industriales de Carabobo ha evaluado y monitoreado la situación eléctrica del país desde hace más de 15 años, creando desde entonces la Comisión de Energía con el objetivo de propiciar un uso más eficiente de este recurso.

En los últimos años la situación del sector eléctrico ha venido presentando problemas, al principio sólo detectables y conocidos por los expertos y prestadores del servicio, y hoy en día percibidos de manera significativa por los usuarios finales. Las razones y causas del problema son multifactoriales y de muy amplio espectro.

Es una realidad que el consumo de energía eléctrica ha crecido sostenidamente por diversas razones: mayor número de consumidores por el crecimiento poblacional, intensificación en el consumo especialmente en usuarios residenciales. En los últimos años ha disminuido sólo el número de clientes industriales pero se ha intensificado el consumo de los restantes.

Adicionalmente, el bajo costo relativo de las tarifas eléctricas, no ha estimulado la eficiencia energética, por el contrario ha propiciado una cultura de despilfarro energético que contribuye con el incremento del consumo de electricidad.

Como servicio público, el suministro de energía eléctrica está sujeto a tarifas reguladas por el ejecutivo nacional, que históricamente han estado sometidas a consideraciones de orden político social, permitiendo cubrir sólo los costos de operaciones y limitando la atención de los requerimientos de inversión, por lo cual las inversiones relacionadas al crecimiento en la capacidad de generación han estado históricamente rezagadas y dependiendo del crédito público.

El acentuado proceso de desinversión en proyectos y obras que permitieran expandir el sector eléctrico, imprescindible para suplir el previsible aumento de la demanda, incrementó la vulnerabilidad del sistema y de manera crítica, la dependencia del suministro de energía eléctrica de un solo recurso, el agua.

De allí que la oferta de energía no ha crecido proporcionalmente al incremento de la demanda, presentándose en los últimos años un desbalance que genera una crisis estructural en el sector eléctrico que amerita una visión integral del problema y la articulación de todos los actores para lograr con medidas de corto, mediano y largo plazo, equilibrar la oferta y la demanda.

A finales del año 2009 se comenzó a presentar un desequilibrio entre la oferta y la demanda de potencia y energía eléctrica en Venezuela, que obligó a las autoridades nacionales a implantar programas de racionamiento del servicio como medidas inmediatas:

  • Cortes técnicos preventivos, con el objetivo de evitar oscilaciones en el Sistema Eléctrico Nacional y asegurar su estabilidad en horas pico. (déficit de potencia)
  • Racionamientos programados, para preservar los embalses (déficit de energía)

En esta circunstancia y conscientes que la actividad económica e industrial se sustenta en la disponibilidad de energía eléctrica, entre otros factores, consideramos que el sector industrial está llamado a ser un factor exhortador del ahorro energético general, ya que de no hacerlo será uno, sino el principal afectado, por un lapso extenso hasta tanto no se incorporen nuevas y apreciables fuentes de generación eléctrica, siempre afectado en intensidad por el factor climático.

Es una realidad actual que ante la imposibilidad práctica de incorporar nuevas y apreciables fuentes de generación de energía en un corto plazo, al país se le presenta una crisis de potencia eléctrica en horas pico, especialmente entre las 18.00 horas y las 22:00 horas hasta tanto no se incorporen nuevas fuentes apreciables de generación, lo que necesariamente obliga a rebajar la demanda de flujo de energía en dicho lapso.

Actualmente no se han presentado cortes de energía en las zonas industriales en el estado Carabobo, entendiendo que se trata de preservar la producción manufacturera que sería severamente afectada por cortes de energía no planificados.

Puede darse el caso de empresas localizadas en circuitos residenciales que si pudieran estar afectadas.

Acciones

Por el lado de la oferta de energía, es imprescindible acometer aceleradamente proyectos de inversión pública para desarrollar mayores capacidades de generación eléctrica especialmente térmica, y resolver deficiencias en áreas claves de transmisión y distribución, como de hecho ya lo ha iniciado el gobierno nacional.

Por el lado de la demanda, es necesario atacar las pérdidas no técnicas de energía, e incentivar el uso racional y eficiente de la energía, mediante un proceso educativo de la población para realizar un uso racional del recurso energético.

Es necesario la actualización tecnológica en el sector industrial, para lo cual es necesario implementar mecanismos que faciliten la importación de los equipos y repuestos necesarios que requieren mantenimiento y/o reparación, y las instalaciones nuevas a ser incorporadas.

La Cámara sensible a la situación de emergencia que vive el sector eléctrico, ha puesto a la disposición del ejecutivo nacional todos los esfuerzos propios y de los afiliados a fin de coadyuvar a contribuir a disminuir los efectos perniciosos de esta crisis.

Atendiendo a esta problemática estructural, la Cámara ha diseñado un programa de eficiencia energética con el objetivo de optimizar el uso de este recurso en las empresas.

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