domingo, 25 de abril de 2010

Energía a la bolivariana

ANÁLISIS

Se hacen anuncios, se suscriben convenios, pero no hay acciones concretas para el desarrollo de una industria nuclear para generar electricidad. Lo hubo hace 30 años, pero se perdió. Por Francisco Olivares

Desde hace algunos años y por distintas motivaciones el presidente Hugo Chávez viene anunciando que Venezuela desarrollará la industria nuclear con fines pacíficos en cooperación con países aliados como Brasil, Argentina, Rusia e Irán, aunque el contexto en el que el Presidente ha hecho tales anuncios ha estado impregnado más por el componente político que por un plan nacional de desarrollo.

Más allá de las intenciones geopolíticas como las alianzas y convenios con Rusia e Irán, la idea de instalar plantas nucleares en el país cobró fuerza a raíz de la reciente crisis eléctrica que dejó al descubierto la vulnerabilidad de Venezuela en esa materia, cuando unos años atrás se promovía al país como una potencia energética frente a sus vecinos.

La realidad puso en evidencia la falta de planes del Estado para producir energías alternas y cómo 70% de la energía del país dependía únicamente de la central hidroeléctrica del Guri, sometida además a los cambios climáticos. La evidencia es que a pesar de la llegada de las lluvias, las centrales hidroeléctricas no serán suficientes para garantizar la demanda nacional.

Podría decirse que la crisis eléctrica disparó un alerta en los gobernantes y obligó a la dirigencia a pensar en la opción nuclear como generadora de electricidad. Pero ¿tales anuncios responden a un proyecto de cara al futuro? ¿O se trata de una manifestación propagandística más?

Luego de haber sido uno de los primeros países del continente Sur en instalar una planta nuclear con fines científicos, podríamos decir que en estos últimos 11 años se ha hecho muy poco o simplemente nada, más allá de los anuncios presidenciales, en el desarrollo de una industria de energía nuclear.

La necesidad de energía

Venezuela, al igual que otros países vecinos como Brasil, Argentina y México, desde hace más de 30 años, se plantearon que la energía hidroeléctrica tendría su declive a finales de siglo.

El científico e investigador en el campo de la biomedicina Marcel Roche, quien fuera uno de los fundadores del IVIC, en su obra Los avatares de la energía nuclear en Venezuela revela que desde finales de la década de los años 70 existió esa preocupación en los círculos científicos y la necesidad de reemplazar las fuentes más convencionales como el combustible fósil y la energía hidroeléctrica.

Luego de algunos intentos de crear organismos rectores en materia de energía nuclear en 1975 durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez se fundó el Consejo Nacional para el Desarrollo de la Industria Nuclear (Conadin), cuya función principal fue preparar el camino para el desarrollo de una industria nuclear en Venezuela.

Explica Roche que para finales de los 70 se comprendió que al lado del uso científico de la energía atómica, principalmente en el área de la medicina y la agricultura, como en efecto se ha utilizado en los últimos 50 años en Venezuela, había la necesidad de buscar una fuente alterna.

Por qué energía nuclear

Destaca Leancy Clemente, ingeniero nuclear (MIT), que solamente hay cinco formas de producir energía eléctrica en el mundo:

1) A través del viento con aerogeneradores. Tienen el inconveniente de que son sumamente costosos y siempre van a depender del clima. Se han hecho investigaciones pero no se ha logrado bajar sus costos y aumentar su eficacia y una turbina alimentada por este sistema produce muy poca energía.

2) La energía solar. Genera electricidad a través de una lámina fotovoltaica de silicio pero que requiere de la irradiación solar, por lo que en la noche no se puede utilizar. La energía eléctrica no se puede guardar o almacenar. Solo hay un método que es con el uso de un condensador, pero es un mecanismo muy costoso. Este mecanismo produce corriente continua que luego habría que transformar en corriente alterna. Se requiere todavía unos 15 a 20 años más de investigación para hacer este sistema comercialmente viable.

3) Hidroelectricidad. Esta es la que ha prevalecido en el mundo ya que es una energía limpia que utiliza el recurso hídrico. Ha tenido inconvenientes porque afecta el medio ambiente al crear grandes lagos que afectan la biodiversidad de la zona y también depende del clima.

4) Petróleo, gas y carbón, o combustibles fósiles. Tienen el inconveniente de que generan contaminación. Para producir un kilovatio hora a partir del carbón, se genera kilo y medio de dióxido de carbono. En el caso del gas es 0,75 kilos y en el caso del petróleo 0,65 kilos. Al quemar combustibles fósiles se está contribuyendo al efecto invernadero. Venezuela particularmente es un país altamente dependiente de los vehículos para el transporte. Si a ello se agrega la utilización de combustible fósil para producir energía, en 50 años no podremos ver a 10 metros. La tendencia mundial (Acuerdo de Kioto) es a reducir la emisión de dióxido de carbono.

5) Energía nuclear. El futuro apunta a ese tipo de energía. Venezuela tiene en su suelo uranio y torio. Estos son los únicos elementos químicos que se pueden fisionar o dividir para producir energía atómica. Al fisionar el átomo se produce calor y al producir calor se puede convertir en estado de vapor el agua, ésta mueve una turbina y ella produce electricidad. Sin embargo para desarrollar una industria nuclear es necesario seguir una serie de premisas y estándares que garanticen la seguridad de su utilización y el tratamiento de desechos.

Lo que se hizo y se dejó de hacer

Explica Leancy Clemente, quien fuera director de Conadin y representante por Venezuela en la OIEA, que ese instituto promovió con la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho la formación de recursos humanos en el área nuclear. Para entonces se enviaron estudiantes a muchos países y durante el primer año del gobierno de Luis Herrera comenzaron a regresar esos recursos. El Consejo Nuclear para entonces tenía especialistas formados en el exterior en las mejores universidades en las áreas de medicina, agricultura, ganadería, reactores nucleares, ensayos no destructivos, que se utilizaron, por ejemplo, en Guri para ver la compactación del concreto con fines de control de calidad. Venezuela fue quien ayudó a Bolivia para que eliminara la "mosca mediterránea", que atacaba la agricultura, a través de la irradiación de colmenas de manera de impedir el apareamiento, mediante el cual se esterilizaba al macho.

También fue utilizado en el sorgo. Esa semilla es muy difícil que prenda porque nuestros terrenos no son adecuados y lo que se hizo fue adaptar la semilla a las características de nuestros suelos con mutaciones inducidas. Del OIEA trajeron un experto de la India y se logró subir de dos toneladas por hectárea a diez.

Se firmaron importantes tratados internacionales como el de Tlatelolco, que estableció que en Latinoamérica no se permite la producción ni almacenamiento de armas nucleares. Igualmente se firmó el Tratado de no proliferación de armas nucleares, suscrito por 150 naciones, a través del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Los estudios de Conadin indicaban que la producción hidroeléctrica llegaría a su máxima capacidad en 1993, lo cual hacía imperativo la fisión de uranio por un aumento de la demanda eléctrica de 14 a 15% anual, por lo que se estimaba que para el año 2000 ya sería necesaria la utilización de la energía nuclear.

Búsqueda de uranio

En los años 80, Venezuela firma un acuerdo para la prospección de uranio que consistía en determinar las potencialidades reales de este mineral, a partir del cual se obtiene la energía nuclear.

Según señala el experto Leancy Clemente, el proyecto se desarrolló con el Organismo Internacional de Energía Atómica, el Consejo Nacional Nuclear y la UCV. Ese proyecto se ejecutó de hecho y tenía como finalidad la búsqueda del uranio en tres fases.

Según explica Clemente, la primera fase consistió en buscar dónde había anomalías que indicaban que en determinada región podía haber uranio. Para ello hay varias técnicas. Entre ellas localizar fosfato o torio, que es otro elemento químico que tiene gran potencial para ser utilizado como combustible nuclear. En Venezuela se lograron identificar en ese proyecto anomalías "interesantes". Este es un término que quiere decir que hay muchas probabilidades de encontrar uranio. Esto se logró en la región de Navay, en el estado Táchira; en El Baúl, estado Cojedes y en Guayana.

Para la segunda fase, que era hacer y medir, era necesario realizar grandes inversiones, llevar tractores y sacar mucha tierra para hacer muestras, y la tercera fase, que era establecer las potencialidades reales de esas minas, donde se cuantifican las reservas reales, probables y potenciales, nunca se cumplió. De manera que nosotros en la Venezuela de hoy "no podemos decir ni siquiera qué cantidad de uranio tenemos ni dónde está".

Durante el período presidencial de Jaime Lusinchi el Conadin fue eliminado y el organismo se redujo a una pequeña oficina en el Ministerio de Energía y Minas, que hoy permanece. Para el momento de ser eliminado, el Conadin tenía 82 millones de dólares promovidos por organismos internacionales de energía atómica para investigación y desarrollo de varios proyectos. Tenía 50 especialistas nucleares en el área de geología, medicina, reactores nucleares, usos pacíficos, Derecho Internacional, es decir, se abarcaban todas las áreas para el desarrollo de una industria nuclear.

Expresa Clemente que la energía eléctrica para un país se planifica para treinta años. Hay modelos matemáticos del OIEA, que planifica por etapas. Cuando existió el Conadin se estableció que para 2010 debía haberse instalado la primera planta de producción de electricidad a partir de la energía atómica.

folivares@eluniversal.com

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