De seguir el presidente Chávez en el poder, igualmente seguirán las multas eléctricas y la gasolina será eventualmente racionada en un esfuerzo más por controlar la movilidad de la sociedad
A menos de 51 días de la elección, pese a la baja demanda por las vacaciones, el rosario de daños inducido por el fracasado de Miraflores en materia energética no deja de sentirse en el pueblo sin luz.
De seguir el presidente Chávez en el poder, igualmente seguirán las multas eléctricas y la gasolina será eventualmente racionada en un esfuerzo más por controlar la movilidad de la sociedad; la agonía del diésel llegará, porque su escasez se disputará entre la electricidad y las necesidades del transporte pesado. El problema es que no hay suficiente gas, obtenerlo en tres años costaría más de 50 mil millones de dólares, si no hay corrupción
Las nuevas plantas ante la equivocada matriz energética y una falsa careta ambientalista, consumirían cerca de 1/4 de millón más de barriles de diésel por día, eso implica comprometer más de un millón de barriles de crudo que todavía no producimos para la capacidad de refinación que no tenemos, y que sin corrupción costaría casi 40 mil millones $US más y otros cuatro años de retraso.
Salvar una Venezuela hundida de no actuarse con sabiduría el 7-O sería retardado. El futuro fascinante no llegará, es inviable, las multas eléctricas son un robo, en nuestra monoeconomía resultará un endeudamiento eterno, máxime con la regaladera extravagante de nuestras riquezas a falsas amistades para ser compradas.
Es inaceptable, que después de 14 años y más de 65 mil millones $US “gastados” en una crisis inducida, que los venezolanos estén tan mal. Se requiere de un cambio político, colmado de capacidad para desmontar el atraso y volver al progreso. Hoy producimos acero a la tasa de 1975, las exportaciones no petroleras han descendido a niveles de los años 1960 y las importaciones a millón.
Usted tiene que ponerle un parao fulminante a la estafa del siglo, que lo tiene sin luz y que amenaza el futuro de sus hijos. Lo que no han hecho en 14 años no pueden hacerlo en seis años más.
Falta poco, usted decide. ¡Manos a la obra que sí se puede!
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