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Venezuela continúa retrocediendo en materia de petróleo y electricidad, formando un círculo vicioso que arremete contra la calidad de vida del pueblo y socava persistentemente la buena salud del decreciente aparato productivo nacional.
Al no trabajar PDVSA con eficiencia y sensatez, pasan dos cosas dañinas: menos recursos y menos combustibles eléctricos, y por ende más deterioro para todos los sectores del país.
El problema: ¡No hay reales! Pésima gerencia de recursos por caprichos del régimen conductor, no se puede ignorar más y nos enfrenta a posible estado fallido.
Hay muchas legítimas necesidades: en salud, seguridad, vivienda, educación, etcétera, pero de no romperse el círculo vicioso aludido, no vamos a ninguna parte como nación. La renta petrolera sin contraloría efectiva propicia el despilfarro y es motor propulsor de una agónica ruta hacia la inviabilidad.
Las armas de desinformación masiva se usan en la electricidad. La expansión térmica anunciada de 13 mil MW convertirá a Venezuela en el mayor generador per cápita de gases invernaderos del continente. Una incongruencia, teniendo Venezuela por desarrollar casi 29 mil MW hidroeléctricos, pero eso se le oculta al soberano.
Esa aberración, consumirá 40 por ciento de la renta petrolera, más otro 12 por ciento perdido por convenios de combustibles a países del Alba, dejan menos de la mitad de los recursos en una Venezuela creciente en legítimas necesidades y reclamos sociales.
El equivocado camino podría desatar una crisis de diésel, ante la ausencia de gas natural (despilfarrado en el Lago de Maracaibo). La PDVSA del siglo XXI es incapaz de producir los combustibles necesarios, requiriendo la importación en una tierra preñada por hidrocarburos.
Arrancar la expansión térmica descabellada sin contar con combustibles requeridos y forzando sobre la base de la mentira un cambio de matriz energética nacional es negligente. Empeorar el calentamiento global es criminal.
Venezuela necesita de políticos dispuestos a perder un voto por la verdad, que retener miles a base de mentiras al soberano. Imperativo un cambio de rumbo por nuestras ya endeudadísimas generaciones futuras.
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