martes, 13 de diciembre de 2011

Consultor eléctrico asegura que el tiempo ha demostrado mal manejo de la crisis


Natalie García/Leonardo Suárez Montoya 
Foto William Urdaneta/Archivo

Correo del Caroní 13/12/2011

La crisis eléctrica anunciada en el 2009 que llegó a su punto cumbre entre 2010 y 2011 fue “una excusa” para tapar las ineficiencias y las “negligencias” de quienes estuvieron al frente del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y que hasta la fecha no han resuelto el déficit de generación y la estabilización del servicio.

José Aguilar, reconocido consultor eléctrico a nivel internacional, venezolano y quien trabajó para Corpoelec en un diagnóstico, realizó un investigación en la que se revelan cifras que son imposibles dejar de lado, y que ponen en evidencia el daño hecho a Guayana tras el anuncio de restringir la energía a empresas como Sidor, Venalum y Alcasa.

Entre los datos manejados por el especialista, y que han sido obtenidos con información oficial de la corporación, está que “67 mil 788 millones dólares son las pérdidas por el racionamiento de Guayana. Más del 80 por ciento en toda la nación, que equivalen a 22 mil 730 giga vatios hora racionados”.

El cálculo se refiere a lo que ha dejado de percibir la nación con la producción de las empresas básicas, e incluye la energía que dejó de despacharse, así como otros conceptos técnicos que dan al final la astronómica cifra.

¿Injustificada?
Comenta Aguilar que si bien la sequía del 2010 fue de consideración, esta no fue la peor, y por ello no justifica la aplicación radical de restringir la electricidad de la forma que se hizo, sin tocar a Caracas.

“El aporte del Caroní (en 2010) fue de 4.165 metros cúbicos por segundo. La notoriedad de la peor sequía corresponde al 2001, cuando el caudal fue de 3.368 metros cúbicos por segundo”, acotó.

Explica el consultor que la “dramática reducción del Guri” que llevó a toda una estrategia comunicacional para evitar el “derroche de energía” se debió a que Corpoelec “abusó del embalse en el 2009. Por 40 meses, entre enero 2006 hasta abril 2009 el Caroní aportó un sostenido período de hidrologías muy favorables y luego ocurrió una contracción cíclica normal y predecible, por los modelos estocásticos o estadísticos, que predicen el comportamiento de la cuenca del río Caroní”.

Es entonces a partir del 2009 cuando hay una inflexión y “en vez de cuidar el embalse, se le sacó el jugo turbinando a niveles récords. Niveles, hasta ahora no superados en su operación desde noviembre de 1968, es decir nos chupamos el embalse”.

A esto se le suma que las termoeléctricas en el país, han tenido una alta indisponibilidad, de 11 mil megavatios instalados hay apenas 5 mil disponibles. Es decir, el sistema que debía respaldar a las hidroeléctricas en épocas de sequía también estaba en crisis, y es por ello que se toma la decisión de racionar y “sacrificar a Guayana” aun cuando es ésta la región que aporta más del 70 por ciento de la electricidad del país.

Mismo camino…
Lo dramático de la investigación presentada por José Aguilar, es que aún dos años después de anunciada la coyuntura eléctrica se siguen cometiendo los mismos errores complicando el panorama.

Al preguntársele al experto si era necesario o no la aplicación del plan de racionamiento y la restricción en el uso de energía a las empresas básicas, éste dijo “no hay excusas para este acto negligente y muy bien se podría calificar de criminal contra la nación. La cúpula de Corpoelec, no ha sido capaz de diferenciar entre un problema coyuntural (aunque inducido) de energía y un problema crónico de potencia, eso es inadmisible y demuestra incapacidad”.

A su juicio, el haber hablado de El Niño, la fuerte sequía y un esquema de ahorro intenso por la “crisis eléctrica” fue más una “excusa” para ocultar lo que realmente ha pasado y pasa en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

En este se incluyen obras con importantes rezagos (de hasta 5 años), sobreexplotación del embalse de Guri (central hidroeléctrica Simón Bolívar), elevada indisponibilidad en las termoeléctricas, intermitencia de los mantenimientos en las unidades generadoras del sistema del bajo Caroní, ausencia de la ampliación en la red troncal de transmisión y la incorporación de generación en sitios no estratégicos y donde pese a haber generación no hay líneas de transmisión para sacar la energía hacia donde se requiere, como ocurre en la Planta Josefa Camejo, en Falcón.

Facturas para la industria
La principal pregunta que se hace el director principal de Sidor, Pedro Acuña, es qué sucedió con el proyecto de las dos termoeléctricas para la acería. El colofón de su interrogante está en la efectividad de los 500 millones de dólares contemplados para invertir en las dos plantas generadoras que debían estar listas en mayo de este año.

Ninguna está funcionamiento. Una de ellas, asevera Acuña apenas alcanza 30 por ciento de construcción. Ambas deberían generar más de 400 megavatios, pero Acuña recalca que tal número no representa la demanda eléctrica actual por la obsolescencia y falta de inversión en la acería.

Lo mismo ha ocurrido para las 400 celdas que salieron de operatividad en CVG Venalum, afirma el presidente del sindicato de profesionales, Manuel Díaz, pues en la actualidad de las 905 celdas están funcionando 508. La reductora de aluminio ahora enfrenta falta de cloruro de aluminio, coque metalúrgico, fluoruro y creolita.

En Alcasa, la dieta eléctrica llevó a pasar de 684 celdas operativas a 397, pero sólo se mantuvieron en funciones 257, acota el secretario general del sindicato, Henry Arias. Su crítica apunta hacia dos direcciones: la primera, que han pasado tres años y la procesadora de aluminio aún no recupera 100 por ciento de operatividad; y la segunda, que ya la estatal estaba crítica antes del racionamiento energético de 2009.

“Fue un engaño. Sacaron a los trabajadores y los llevaron a Guri para que vieran que no había agua en el embalse. ¿Por qué no los llevan ahora? Porque no han resuelto el problema en Alcasa y ahora estamos en peores condiciones. El gobierno se descuidó y Alcasa vive gracias a Venalum, que presta coque (y cuya deuda es superior a los 80 millones de dólares); a Bauxilum, que nos da la alúmina (deben 550 millones de dólares); a Edelca, a quien no le cancelamos electricidad desde 2006”.

De los 470 megavatios de la demanda de uso en Alcasa, Arias sostiene que para 2009, el racionamiento se aplicó a una reductora que ya operaba con la mitad de consumo eléctrico, con lo que quedó con poco más de un cuarto de disponibilidad de energía.

Guri estable

El secretario de Trabajo y Reclamos del sindicato de Edelca, Freddy Hernández, asevera que la hidroeléctrica Simón Bolívar El Guri “está bien”. Consultado sobre 43 mil 895 metros cúbicos que el informe elaborado por el técnico José Aguilar señala se han desperdiciado en aliviar, responde que si bien no acostumbrar abrir las compuertas en este período del año, lo han hecho por las lluvias y porque de no hacerlo podría rebosarse el agua del embalse.

Las máquinas 16, 8 y 9 están en rehabilitación; las dos últimas, informó Hernández, entrarán en funcionamiento a finales de año; mientras que las unidades de la 1 a la 6 están por empezar el proceso de licitación para su reparación.

Hay máquinas que están indisponibles, que de estar operativas, agrega Hernández, tampoco podrían despachar energía al occidente por problemas en la estabilidad del sistema de transmisión.

Entre 6 mil 800 y 7 mil megavatios diarios está generando la hidroeléctrica. La capacidad instalada es de 10 mil megavatios.

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