lunes, 3 de octubre de 2011
El ABC de José Manuel Aller
Enlace al Artículo en el Semanario ABC
Desde los años ‘50 no conocíamos
un tramo tan dramático como el actual. La alta y media gerencia de la
industria han sido sustituidas por afectos al partido de gobierno,
declara el experto en Energía Eléctrica de Potencia y profesor de la Universidad Simón Bolívar.
Macky Arenas
Graduado Cum Laude y Magister en
su especialidad. Ha sido un sobresaliente Profesor de la Universidad
Simón Bolívar. Experto en Energía Eléctrica de Potencia y autor de
textos en la materia. Ha servido durante mucho tiempo en labores de
Planificación con las Empresas de Energía. Es especialista en máquinas
eléctricas y con esa experiencia a cuestas, ha pasado largas temporadas
por Hidrocapital, empresa que conoce al dedillo. Con una increíble
elocuencia a la hora de exponer tan complejos y áridos asuntos ha
recorrido cuanto foro se apresta a escucharlo convencido de que a la
gente, sobre todo si se trata de temas que la afectan en puntos vitales,
hay que hablarle claro y cuanto antes mejor. Si hay algo que angustia a
la población, sin distingos, es el muy deficiente servicio eléctrico.
Estas son las reflexiones de José Manuel Aller para los lectores de ABC
de la Semana.
- Recapitulemos: desde el mes de
junio Corpoelec justifica los duros racionamientos de electricidad en
19 estados del país “por razones de necesidad”. ¿Qué motiva esa
necesidad?
- El gobierno esgrime múltiples
razones, pero la verdad es que en los últimos 12 años no hay interés en
el sector eléctrico y mucho menos inversión en el área. Tampoco una
gerencia adecuada que maneje el sistema eléctrico nacional. Los
recursos no bastan. El sistema eléctrico está compuesto por 4 áreas. En
primer lugar, la generación. La gente comprende que, debido al
crecimiento poblacional, a la actividad de las empresas y el movimiento
de las ciudades, se requieren nuevas fuentes de energía que respondan a
esa demanda. Pero eso no es lo grave, sino que el mantenimiento de lo
que hay se hace de manera deficiente y apresurada razón por la cual
comienzan a salir plantas fuera de servicio.
- ¿Cuál es el núcleo del problema de la generación?
- Cuando no la hay, especialmente
generación térmica con combustibles fósiles derivados del petróleo, el
problema que resulta es la incapacidad para transmitir la energía desde
las fuentes de generación hidroeléctrica que tenemos en Guri hacia el
centro-occidente del país. Esa vía sólo permite 8.000 megavatios y el
gobierno estaba sobrecargándola. Eso es lo que ocasionaba apagones en
medio país.
- ¿Otros problemas aparte de la generación?
- Tiene que ver con el día a día de los
venezolanos. Se trata del sistema de distribución, transformadores
sobrecargados, líneas de subtransmisión y distribución también saturadas
que empiezan a fallar y están muy cerca del usuario. Son facetas del
problema que a lo mejor no reciben la difusión correcta pero que están
allí y afectan más de lo que la gente imagina las operaciones de todo el
sistema.
- Pareciera que estamos ante una
maraña frente a la cual no hay capacidad técnica. Aún recuerdo cuando
se justificó las fallas que comenzaron a notarse porque no llovía y el
Guri no alcanzaba los niveles…
- Eso nunca fue verdad. La crisis
arrancó verdaderamente con mucha fuerza en el 2001, pero se la logró
disimular por la entrada en funciones de Caruachi en el 2003; luego el
paro también difuminó su real dimensión porque el país dejó de crecer
tan rápidamente. Siguió una época de lluvias que solventó en parte el
problema. Han pasado diez años a lo largo de los cuales la crisis no ha
hecho sino agudizarse sin que se hayan puesto en práctica las medidas
necesarias. El resultado es que ahora se trata de una crisis
estructural.
- Dicen que la desinversión ha
tocado picos al ejecutarse tan sólo el 25% de los proyectos eléctricos,
en los cuales se extravían 75 de cada 100 dólares invertidos…
- Ese es el siguiente problema al cual
iba a referirme. Desde el 2002 no se incrementan las tarifas eléctricas,
pero el gobierno tampoco paga la energía que consume. El 40% de la
energía que se produce en Venezuela no tiene dolientes, no hay medidores
para saber quién consume y cuánto se consume. La situación es caótica,
grave.
- Pero eso es diferente a decir que hay derroche de energía…
- Es que eso no es verdad. Hay un
estigma de que la gente humilde consume mucha energía que nosotros
pagamos. No es cierto. Los pobres de todo el país consumen sólo el 5% de
la energía eléctrica, así que no pueden tener responsabilidad en este
enorme problema. Toda la población, en sus casas y en todo su
desarrollo, consume sólo en 25%. El resto de la energía, al menos un 27%
más que la gente común, lo consumen las empresas básicas de Guayana que
no están produciendo absolutamente nada. El 14% lo está consumiendo el
propio Estado, alcaldías, gobernaciones, que tampoco pagan. Luego
tenemos a las empresas de servicios como Hidrocapital que consume en
cantidades enormes porque la necesita para darnos agua. La industria, el
comercio, servicios públicos en general requieren del 28% de la
energía. Ese es el mapa del consumo. Ante esto es fácil deducir que los
grandes despilfarradores son el gobierno y las empresas básicas.
- Pero nos acusan a los usuarios particulares y hasta se ha llegado a esgrimir excusas como la sequía…
- El “Niño” y todo esto de la sequía
terminó el año pasado que, para colmo de males, fue el más lluvioso de
los últimos sesenta años en el país. Los caudales fueron enormes y el
embalse de Guri, nuestro principal proveedor de energía eléctrica, está a
rebosar y se está botando mucha agua pues los caudales exceden lo que
estamos consumiendo. Así que no tiene nada que ver y nunca ha tenido
nada que ver lo que sucede en esa represa la cual, por cierto, se diseñó
para no tener problemas en épocas de sequía. La sequía del año pasado
no fue importante, pero se la señaló como causa. Otra excusa más
peregrina fue aquella del animalito que producía deterioro en el sistema
eléctrico…
Tensiones internas en el gobierno
- La fulana iguana que salió a relucir…
- ¡Si usted piensa que la iguana ni
siquiera tiene dientes, menos entiende cómo puede ser culpable de
semejantes problemas eléctricos en el país! Todo para tratar de
enmascarar una crisis muy grave, ahora que el gobierno está atrapado en
medio de un panorama que tiene repercusiones políticas muy serias para
su gestión. Se ha visto forzado a prometer plantas e inversiones que no
se plasman en realidad.
- ¿Qué las impide, si tanto daño le hace esta situación al gobierno y dinero no le falta?
- Tenemos conocimiento de tensiones
internas en el seno del propio Ejecutivo, de grupos que se pelean por el
control de obras y ello es un factor decisivo para exlicar la inacción
del gobierno.
- Un subterfugio del gobierno ha
sido castigar al interior por miedo a Caracas. Pero en este cuadro,
¿por cuanto tiempo estará la capital a salvo dentro de una burbuja de
cristal?
- Caracas no se puede mantener a
salvo. Se han perdido las unidades 7 y 8 de Tacoa, lo que hace agobiar
aún más al resto del país. Se mantiene la especie de que a Caracas no se
la puede racionar, pero técnicamente es factible a pesar de lo
complicada que es esta ciudad. Eso ha hecho que el interior sea más
duramente castigado. Es una situación delicada, explosiva y medio país
paga las consecuencias de una situación de la cual no tiene culpa.
- ¿Existen maneras de compartir la responsabilidad?
- El año pasado la ciudad de Caracas
contribuyó más al ahorro energético que cualquier otra parte del país.
Eso no se ha explotado lo suficiente. Fue a través de la facturación, a
partir de la cual es posible controlar el consumo. El problema es que
desde el año 2002 las tarifas están congeladas en un país donde la
inflación ha rondado el 30% interanual durante lo últimos 9 años. La
tarifa eléctrica venezolana es la más baja.
- Los gobiernos temen aumentar ciertas tarifas, sobre todo cuando el servicio es inaceptable…
- Tienen razón al temerle porque es suya
la responsabilidad de haber mantenido tan bajas las tarifas y haber
causado la desinversión que acabó con el servicio. Pero del esfuerzo
económico para restituir la eficiencia del sistema nadie nos salva: la
mayor inversión debe venir, por supuesto, del Estado, pero a los
empleados del sector hay que pagarles y las actuales tarifas no dan para
eso.
Supuestos técnicos cubanos
- Como ocurrió por razones políticas en el sector petrolero, ¿se ha desprovisto de personal capaz a la industria eléctrica?
- La alta y media gerencias de la
empresa sí han sido sustituidas por personal con poca experiencia y
conocimiento, afectos al partido de gobierno. Se ha traído supuestos
técnicos cubanos o de otros lugares no familiarizados con nuestra
industria y prioridades. Ellos han tomado las riendas teniendo muy poca
experiencia en un sistema tan complicado como el venezolano. Eso
representa un escollo muy importante para superar esta crisis.
- ¿Qué lo hace tan complejo?
- Hasta los años ‘90 era considerado de
primer mundo. Un sistema que manejaba líneas de 800 kilovoltios, con
centrales de las más grandes del mundo y plantas de generación
impresionantes. Teníamos siempre algunos problemas de distribución, pero
llegaba la electricidad al 98.8% de la población, cosa que no pueden
decir muchos países latinoamericanos. Esa realidad se nos está
revirtiendo. Desde los años ‘50 no conocíamos un tramo tan dramático
como el que hoy vivimos en Venezuela.
- ¿Cuánto contribuye el descalabro de Guayana a lo que está pasando con el sistema eléctrico?
- Allí hay una realimentación. El año
pasado, como teníamos un problema muy grave de energía y sobreexcedió el
gasto de agua en Guayana, fue necesario apagar las industrias. Se las
llevó a menos de la mitad en su consumo. Este año tenemos energía de
sobra en Guayana, la que no podemos transferir a las empresas pues por
razones eléctricas y por conflictos laborales aún están detenidas. Pero,
aunque parezca mentira, a pesar de que esas empresas ahora no tengan
consumo eléctrico suficiente, enviamos menos energía al sistema, pues
ellos actúan como un amortiguador del mismo sistema. Cuando ellas no
consumen, ese canal que normalmente es de 8 mil megavatios se reduce a
7.500. Es decir, aún perdemos capacidad de transmisión debido a la baja
carga. La economía, la sociedad se perjudica y eso se traduce en
inferior calidad de vida.
- ¿Por qué tanta gente competente deja de pronunciarse a fin de presionar decisiones en esta materia tan vital para el país?
- Es obvio que existe temor de
expresarse públicamente. Sabemos que puede haber represalias,
principalmente para quienes trabajan en el sector público y presencian
los desastres. Quienes trabajamos en universidades tenemos un margen más
o menos seguro, por ahora. Las empresas privadas pueden recibir
presiones para desincorporar ingenieros que den testimonio acerca del
estado de las cosas o digan cómo tendrían que hacerse. La gente tiene
que trabajar en algo. Le digo abiertamente: la información eléctrica se
censuró desde noviembre del año pasado. Los ingenieros estamos a tientas
y lo que sabemos es porque, de tanto en tanto, llega un “wikileak” con
información acerca de la situación. Por ejemplo, el actual exceso de
caudal en Guayana, en la represa Tocoma, circunstancia que el país
desconoce debido a la censura. Censura con proyectos, con
trabajos, ausencia absoluta de datos de la realidad. Eso tiene que
saberlo la población.
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