miércoles, 15 de mayo de 2013

El mencionado Argenis Chávez


Milagros  Socorro
Además de jactancia, la declaración de Jesse Chacón, a pocos días de ser nombrado ministro de Energía Eléctrica de Maduro, fue una clara acusación a la ineptitud de los Chávez y muy específicamente de Argenis Chávez, señalado, también, de ser el más corrupto del clan (donde la competencia es ardua).El 25 de abril, el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, dijo: “Si en cien días no hemos logrado nada, pongo mi renuncia”. Y se comprometió a optimizar el servicio eléctrico, construir la cultura organizacional de Corpoelec, lograr la estabilización del parque generador y una reducción de la demanda.
Casi simultáneamente, Argenis Chávez renunciaba a la presidencia de la Corporación Eléctrica Nacional, cargo que ejercía desde 2011. No le había quedado otra opción. Era evidente que sus servicios no eran valorados en absoluto por la nueva administración; y es posible que el hermanísimo sea hoy uno de los grandes emblemas del desastre de la revolución: constantes apagones en el interior del país, cuyos pueblos y ciudades son castigados con varios cortes de luz al día, interrupción de la jornada laboral, daño de insumos y estropicio de máquinas industriales y electrodomésticos. 
A su salida poco gloriosa del cargo, nadie duda que Argenis Chávez fue puesto allí por el hecho de ser hermano de Hugo Chávez.
Antes de confiársele el servicio eléctrico de Venezuela, Argenis Chávez se había destacado como “eminencia gris”, verdadero poder en la Gobernación de Barinas, que ejercía simbólicamente su padre, Hugo de los Reyes Chávez. El corresponsal de la influyente revista alemana Der Spiegel, Jens Glüsing, escribió en 2008 que Argenis era el verdadero jefe y que si no había sido ungido para sustituir al viejo en el despacho era porque Hugo Chávez lo había apartado “por estar envuelto en demasiados escándalos”. En esa nota, que hablaba de la instauración de una monarquía en Barinas, el periodista alemán citaba la difundida anécdota según la cual Hugo Chávez había destrozado “la ostentosa camioneta Hummer de Argenis con un bate de béisbol”.
También en noviembre de 2008, el periodista de El País, de Madrid, Francisco Peregil, publicó un reportaje titulado “Los Chávez en su feudo”, donde refería el visible enriquecimiento de la familia, la conducta ostentosa de Elena Frías, quien al trasladarse a la residencia del gobernador de Barinas no solo abandonó su humilde vivienda sino las baticas de entrecasa y “empezó a lucir joyas, vestidos de grandes modistas, a someterse a varias operaciones de cirugía estética”; y, otra vez, los robos de Argenis Chávez, según Rafael Simón Jiménez, entrevistado por Peregil, “el mayor corrupto”.
Para ser el poder a la sombra, a Argenis Chávez le fue creado un cargo que solo existía en Barinas: secretario del estado. 
En el resto de las gobernaciones de todo el territorio nacional existe la figura del secretario general de gobierno, que en Barinas lo ocupaba otra persona, pero Argenis Chávez era secretario de estado, una variante lexical que servía de tapadera para el uso discrecional de recursos sin contraloría, para hacer nombramientos de personal, asignar contratos, ejercer presiones sobre los medios de comunicación, aparecer en portadas de revistas y en reseñas de eventos sociales, y, sobre todo, crearse un equipo con el que planeaba hacerse elegir gobernador. Esto, naturalmente, se hacía de manera pública y notoria. Argenis manejaba el presupuesto y su padre firmaba los cheques, recibía las visitas y asistía a los simulacros de inauguraciones (la gestión de los Chávez Frías en esa entidad llanera es célebre por la ausencia de logros y por la “entrega” de obras a medio construir pero que han consumido varios presupuestos).
Hay otro ámbito donde el nombre de Argenis -igual que el de Adán- es frecuente: en las alertas por persecuciones a periodistas; presiones a medios de comunicación; envío de círculos bolivarianos a las sedes de medios para intimidar; chantaje económico contra medios; restricciones a funcionarios de organismos del Estado para no dar declaraciones a determinados medios o periodistas; solicitud de investigación por parte de la Fiscalía tras la aparición de ciertas informaciones; suspensión de programas de opinión por censura; uso de la Guardia Nacional y funcionarios de Indepabis contra los medios...
Este es el individuo a quien Hugo Chávez le confió el servicio eléctrico del país.

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