Ing. José Aguilar
Enlace al artículo en La Verdad
La corrupción no es nueva, pero ahora alcanza proporciones inimaginables aprovechándose de una crisis creada exprofeso
En los próximos 60 días usted y sus seres queridos, a lo largo y ancho
del país, seguirán sin suficiente electricidad. La demanda eléctrica
está escalando de acuerdo a los patrones históricos de comportamiento,
pero no hay suficientes megavatios para satisfacer las necesidades
básicas de vida en este siglo XXI. Mientras tanto giran alrededor de su
calamidad noticias por severos actos de corrupción realizados
supuestamente para superar su desgracia, llevados a cabo en todos los
entes que deben velar por su sistema eléctrico.
La corrupción no es nueva, pero ahora alcanza proporciones
inimaginables aprovechándose de una crisis creada exprofeso, que afecta
todas las facetas del acontecer cotidiano de un sufrido pueblo sin luz,
por eso hay que ponerle un parao.
Que los perpetradores de turno cometiesen tan desalmado acto contra el
pueblo no es nada extraño porque el poder corrompe y el absoluto más
aun; pero que quienes arremeten contra la sociedad civil cuenten con el
silencio atronador de quienes deben defender al pueblo es inaceptable.
Sobreprecios, fraudes y multas se resumen en que: la nación ha gastado
mucha planta y hay poca luz. Los encargados de defender a la sociedad
civil y frenar este abuso tienen que decidir ante el pueblo si son parte
de la solución o son parte del problema.
Después de dos meses, siguen 133 días donde la demanda cederá y usted
prenderá su arbolito; pero en abril de 2012 arrancará la demanda hacia
19 mil o 20 mil MW. Allí más de uno cantará que "la crisis eléctrica ha
sido superada". Desde la AN, en Memoria y Cuenta, dirán que todo quedo
atrás y así se conseguirán votos. Pero cuando el problema brote otra
vez, nuevas matrices de opinión vendrán para justificar lo
injustificable y mantener el yugo de la miseria eléctrica.
¿Qué es lo injustificable? Que una sociedad de cómplices se aproveche
de su calamidad y que con cara dura quieran su voto el 7 de octubre de
2012, para seguir ultrajando a la nación a costillas de las futuras
generaciones.
Tiene que haber un cambio de conciencia y corazón por Venezuela, si el
atronador silencio no despierta a quienes deben velar por ella, el
pueblo tiene la oportunidad de hacerlo. Recuerden que el que calla
otorga. ¡Manos a la obra, sí se puede!
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